Fui a recogerme un rato.
Y he llorado. Por ti… Y por… todos los que amo… porque veo tanto dolor, tanta incomprensión, violencia, mentira, traición, falsedad, hipocresía…
La vida se me aparece como un caudaloso río en cuya impetuosa corriente de tanto sufrimiento veo a la humanidad sumergida y arrastrada desde siempre; sin importar si se es rico o pobre, hombre o mujer, letrado o analfabeto… es inherente al ser humano… la corriente de la vida. Y cuando pienso en ello, se induce en mí un profundo sentimiento de compasión que es amor…
Sólo cuando amo, veo esa corriente mirándola desde la orilla; no me arrastra. Como que se detuviese el tiempo; mi tiempo. Veo el pasado, que no me angustia ni me llama, pero está junto al presente; y este se explica por aquel.
Y comprendo y tengo paz.
Y cuando amo...como ahora te amo a ti, necesito estar contigo, vivir mi vida con la tuya… dejar las cadenas que me atan al pasado y al presente, para poder volar a un futuro que no conozco pero lo imagino tan lleno de amor que ante el sin sentido de ver el desamor, lloro. No puedo contener esta emoción. Veo que hay gente que ama, que no miente, que no es falsa, que no hace daño, que no está atada a las cadenas de los manipuladores, que son libres… son libres porque aman y han soltado todo, todo lo que les ataba al egoísmo y la traición y aman… ¡aman!
Y mi alma necesita llorar, con un poco de alegría porque veo que el amor incondicional es posible y otro poco porque yo amo… así.
Siento que tenemos entre manos un regalo, y que en ellas está el aceptarlo o dejarlo que se escurra como el agua.
Mucho he amado; en realidad no sé si alguna vez he dejado de amar… muchas veces me han preguntado cosas respecto del amor y tantas veces he respondido que el amor es algo vivo que puede crecer muy grande, o que se puede dejar que vegete como un arbusto silvestre, pero también que se puede matar; se puede dejar que se asfixie y morir; y como un feto, se puede abortar…
Y lloro. Porque los fantasmas que a veces me asaltan en un vano intento de infanticidio de este amor que hace tan poco que nació entre nosotros, me producen un poco de miedo, los intento espantar.
Lloro; porque es como un madero que flota en medio del mar enfurecido donde –asido a él- salvado del naufragio, te encuentro. Y me agarro a él con tanta fuerza que me duelen las manos, pero no quiero soltarlo… porque tal vez… si se desprendiera de mí, significaría…
¿Por qué es tan difícil para casi todo el género humano de todos los tiempos comprender que lo único que puede hacernos felices, salvarnos de la tan feroz alienación en la que vivimos sumergidos sin apenas darnos cuenta, es el amor?
Oh! No puedo comprender eso… y lloro.
Por fin luego de un rato… me pregunto ¿por qué sufro? ¿Por qué te amo? Si apenas te conozco ¿por qué te amo? ¿Por qué apareciste justo ahora en mi vida presente tan cruel y dolorosa? Tiene que haber algo en lo que la casualidad no juega. No me importa lo que sea, pero me aterra que no cuaje. Y lloro. Y cumplo con lo que me pides: te llamé y te escribo lo que me sale del alma.
Aquí está mi alma; aquí están mis sentimientos, mis emociones, como me pedías.
Espero que descanses; que las preocupaciones consuetudinarias de hoy y de mañana te dejen algo libre, que no te encadenen para hacerte sufrir.
Ten paz; ojalá pudiera darte mucha dicha. Deseo sueño sereno y reparador para ti.FdePPC de ¿Quién le puso nombre al Sapiens? (Un instante en el tiempo)

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