De pronto el grito ¡Alóomataas! otra vez se oyó fuera del refugio donde habitaban los Krifés…; el eco recorrió todos los rincones de aquella caverna. Los vigías entraron corriendo y accionaron los interruptores que cerraban las puertas;
estas eran por fuera unas simulaciones de paredes rocosas que ocultaban las entradas a la gruta y bajaban muy rápidamente casi sin hacer ningún ruido. Después, se dirigieron a sus puestos; la mayoría ya estaba en sus habituales labores. Sólo los niños -que habían terminado las clases del día y tenían en sus rostros un rictus de aprensión- se agruparon alrededor de un anciano, al que llamaban Génitor sabio. Cuando éste se sentó en un grueso tocón de cedro al que le habían añadido un pequeño respaldo, los pequeños y adolescentes se sentaron en el suelo con las piernas en posición de medio loto y sus mandíbulas sostenidas por las manos; miraban fijamente al anciano.
De entre ellos, el mayor –un muchacho de unos 15 años- se dirigió al sabio diciéndole
-Venerable Génitor, hoy toca en esta junta, que nos expliques más sobre qué son los humanos de ahí afuera y porqué les llamamos Alómatas.
-Queridos críos –comenzó el que también era bisabuelo de varios de los educandos- cada vez que escucháis el grito de “¡Alómatas!”, sé que os recorre un pequeño repelús. Y esto es así porque verdaderamente los Alómatas son unos seres humanos muy parecidos a los androides, con la diferencia de que éstos tienen una mente artificial pero no tienen espíritu, mientras que los Alómatas tienen espíritu pero su mente está constreñida.
-¿Qué es constreñida? –preguntó un pequeño levantando la mano.
-Esa palabra quiere decir que está obligada a pensar con pensamientos que no son de esa mente; sus pensamientos han sido programados desde afuera de su cabeza; son ajenos a ella.
De todas formas, además de lo que ya hemos ido estudiando, hoy proseguiremos con algunos detalles más. Hace muchos años, cuando la humanidad no era tan avanzada como ahora, no había cacharros como los que hoy usan los Alómatas, Todo era y se hacía a base de la habilidad de cada hombre o mujer. Por ejemplo, a los que curaban, se les llamaba chamanes en nuestras tierras y con otros nombres más allá de los mares. Los chamanes creían que el ser humano no sólo tenía cuerpo sino también alma, espíritu. Y que cuando alguien se enfermaba, casi siempre lo que se había enfermado era su alma, que hacía enfermar el cuerpo. Así que atendían a las dos partes del enfermo; su cuerpo y su alma. Le hacían muchas preguntas al paciente para saber cómo estaba su espíritu y entonces sabían por qué se había enfermado su alma. Curaban primero el alma y sólo después, con algunas hierbas, ayudaban a curar rápidamente el cuerpo.
Los médicos Alómatas, en vez de comprender lo que al enfermo le pasa, desde su cuerpo y desde su alma, tratan de curarlo desde los libros que han aprendido en las facultades donde estudiaron.
Y como ellos, los psicólogos, también aplican a sus pacientes tratamientos para ‘enfermos mentales’, también sacados de los libros, sin que les interesen mucho los cuerpos de sus pacientes. Les importan también más las enfermedades que los enfermos.
Entonces, casi todos los Alómatas están enfermos, porque las medicinas y los tratamientos que recetan, los enferman de otras cosas en lugar de curar las que ya tienen.
Una mano se alzó casi al fondo y una voz de niña adolescente preguntó
-Génitor, podría explicarnos algo más sobre los Mánips?
-¿Qué quieres saber sobre lo ya explicado?
-Cuantas clases de Mánips hay, cómo nos damos cuenta de quiénes son y cómo debemos evitarlos si nos encontráramos con alguno de ellos.
-Sí. Los Mánips son pocos en comparación con los alómatas. Generalmente no andan ‘sueltos’ por las calles, sino que se mantienen dentro de sus oficinas. Se mueven en limusinas o coches caros, en aviones, etc., pero pueden vestir largas túnicas o trajes como los demás. Son los que tienen mucho dinero y poder porque dominan las mentes de los Alómatas; y estos trabajan para ellos, prácticamente como esclavos, pero sin darse cuenta… Hay varias clases de Mánips; están los financistas, los petroleros, los religiosos, los banqueros, los fabricantes de armamentos, los clanes y familias mega ricas, etc.
El Génitor hizo una pausa para respirar y una voz preguntó
-¿Y los políticos?
-Los políticos son hombres de paja; también Alómatas que responden a los Mánips. Ellos no deciden nada.
Otra mano permanecía levantada desde hacía un rato…
-¡Génitor, Genitoooor!-gritó acuciantemente
El Génitor le señaló
-A ver, aquel.
-¿Por qué a nosotros nos llaman Krifés?
-La palabra krifé proviene del griego antiguo y significa oculto, secreto, cifrado. Porque nosotros no revelamos que nuestras mentes son autónomas; no son gobernadas por los Mánips; nos mantenemos reservados, somos recatados… No nos damos a conocer.
Nadie hizo otra pregunta; todos se quedaron pensando...
-Bueno, por hoy terminamos, mañana seguiremos con las respuestas a las preguntas que todos vosotros habéis formulado… y otras cosas. Hasta mañana.
-¡Hasta mañana Venerable Génitor!
(FdePPC - de La emoción de vivir).

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