
Y nos vamos dando cuenta de que en realidad somos
eternos. Es decir que siempre hemos existido, somos, y nunca moriremos porque
nuestro espíritu se prolonga en el Amor que es la Vida; y la Vida ni muere ni
nació…
A mí me sucedió que, desde muy joven, renuncié al
poder, la gloria, el dinero y todo lo que intuía como encadenante,
inmovilizador, condicionante… Para dejar lugar, en mi ser profundo, a lo que
consideré lo más importante, el amor. El profundo, el verdadero, que había
sentido una vez ardientemente a los 11 años.
¿Es eso una falta? ¿Un pecado? ¿Una vergüenza? ¿Es una
estupidez?
¡Pues sí! Al menos esta actitud mía fue, es y será
considerada siempre, una estupidez. A esto llega la calamidad, hacer de la infamia gallardía; honra de la cobardía y burla de la verdad.
Mi sentimiento es que estoy de paso en esta vida. Ya he dado a mi prójimo
todo lo que traía cargando en mi mochila. De ahora en más, toda otra acción parece
inútil; como lo han probado las palabras, actitudes y acciones de
algunos seres queridos más cercanos. Es hora de partir sin molestar.
Algunas de las cualidades o características que
nos configuran como seres humanos son la intuición, la sensibilidad, la
intención, la atención, etc. Están relacionadas con la espiritualidad y aunque
hay otras, ninguna se alcanza en grado elevado automáticamente.
Hay que aplicarse a conseguirlas con trabajo y tesón, poniendo motivación y entusiasmo luego de que uno se haya dado cuenta de que debe dejar lo que nos ata a lo materialmente superfluo y luchar contra el egoísmo, la mentira y el miedo; es decir silenciar bastante al intelecto. Desgraciadamente vivimos en la dimensión espacio-tiempo, la única que tenemos entre manos y en ella todo hábito sólo se transforma en virtud invirtiendo tiempo.
Hay que aplicarse a conseguirlas con trabajo y tesón, poniendo motivación y entusiasmo luego de que uno se haya dado cuenta de que debe dejar lo que nos ata a lo materialmente superfluo y luchar contra el egoísmo, la mentira y el miedo; es decir silenciar bastante al intelecto. Desgraciadamente vivimos en la dimensión espacio-tiempo, la única que tenemos entre manos y en ella todo hábito sólo se transforma en virtud invirtiendo tiempo.
“La percepción última no se origina en el cerebro o en cualquier estructura
material, aunque la estructura material sea necesaria para expresarla. El
mecanismo sutil del conocimiento de la verdad no se origina en el cerebro”.
Le escribí esto a una mujer:
Querida M., yo aprendí hace tiempo a renunciar a lo
que más amaba porque comprendí que si lo amaba debía dejar que expresase
libremente su ser; no debía hacerlo mío en ningún grado ni sentido.
Había encarnado esto y lo había puesto en
práctica; varias veces desgarradoramente. Siempre es doloroso dejar ir a un
amor, profundo, verdadero. Y esa práctica ya reside en mí;
casi es automática y cuando -por lo que sea- no me doy cuenta y transgredo ese
valor, para mí sagrado, enseguida corro a reparar mi falta.
Ella me respondió:
“Te he sentido muy cercano a mí, en toda tu humanidad.
Tu yo terrenal, emotivo, dulce, encantador, amoroso, deshecho por no
poder entregar ese amor a quienes amas y que derramas en mí, en cascada. Ahora
comprendo tu urgencia y aumenta - si cabe - mi amor por ti y mi anhelo por
hacer a tu lado el resto del camino, apoyándonos mutuamente para superar los
baches y disfrutar del viaje”.
Yo sigo estando dispuesto a lo que sea; incluso a mi
desprendimiento acerbo si hiciese falta. Pero parece que en este caso ella se
niega a desaparecer de mi vida; se obstina en no dejarme ir; en no soltarme,
sino en ayudarme. Esto es amor; esto es la otra cara –su cara- de la
única moneda que hay entre los dos: el amor. Y busca lo que sea, según su
intuición e inteligencia para comprenderme, para seguir incluyéndome en su ser…
las palabras no logran expresar el verdadero significado de la realidad, pero
su intención, su sensibilidad y su atención incluyen y significan lo más
elevado de un ser humano, su amor sin condiciones. Soy muy afortunado.
Me llamé a silencio y dejé que mis
dedos escribieran lo que Algo me estaba dictando y quiero obedecerles.
Con todo el amor que tú induces en mí. Este amor por ti que me arde interiormente
y a veces no me deja pensar… y…
Te dejo con mis infinitas gracias de mi ser al tuyo. Porque mientras te ame, soy consciente de que… soy
inmortal.
“Y sabed por tanto que del silencio más inmenso
regresaré. No olvidéis que volveré junto a vosotros; unos momentos más, un
instante de reposo en el viento y otra mujer me concebirá”…
Khalil Gibrán.
FdePPC del La vida buena (Un instante en el tiempo)
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